El Taekwondo es uno de los deportes que más puede contribuir en el proceso formativo del niño/a, pues desarrolla tanto su estado físico como emocional favoreciendo considerablemente su rendimiento escolar y su relación con los demás. Es recomendable que sea a partir de los 3 años de edad cuando un niño o niña empiece a asistir a clases de Taekwondo. La introducción de este deporte a esta edad es un trabajo de recreación en el que se pretende que el niño/a tome contacto con la actividad mediante el juego. El principal objetivo es que el niño lo pase bien en un ambiente divertido y que le atraiga a volver.
Contribución del Tae-kwon-do en el proceso formativo de los niños y niñas.
Ejercita la concentración y la disciplina, creando hábitos que ayudarán al niño en sus estudios y tareas.
Fomenta el respeto y la educación, haciendo que el niño/a sea más comprensivo, tenga mejor control personal y cree actitudes positivas hacia los demás.
La conquista de la confianza y seguridad en sí mismo hará que el niño/a se sienta seguro y con confianza de sus posibilidades en distintas situaciones de su vida cotidiana.
Mejora de su forma física, ofreciendo a su cuerpo resistencia, incremento de energía, estímulos, flexibilidad, reflejos y motricidad, que mejorarán su estado físico y favorecerán a su desarrollo.
Clases para niños de 3 a 4 años
Trabajo durantes las clases:
Educación Psicomotriz
La educación psicomotriz se conforma de todas las técnicas educativas y terapéuticas que tienden a favorecer en el individuo el dominio y conocimiento de su cuerpo y su relación con el mundo que lo rodea.
Objetivo
Mejorar la psicomotricidad, entendida como la globalización equilibrada de los aspectos motores, psicológicos y afectivos de un ser humano.
Beneficios
Mejorar el desarrollo de los recursos corporales que posibilitan la expresión y comunicación humana, aumentando la autoestima y favoreciendo la integración social del niño y niña con posibles déficits y carencias.
Aplicar la comunicación corporal y verbal: relación niño-niño y relación niño-adulto.
Relacionarse con los compañeros: responsabilidad, juego, trabajo, cooperativismo, etc.
Tomar conciencia del propio cuerpo a nivel global, la tensión muscular y la actividad postural.
Descubrir la secuencia temporal, el ritmo espontáneo y la adaptación del movimiento a un ritmo dado, utilizando el suelo como apoyo.
Metodología y Plan de trabajo
El recurso fundamental para acceder a la globalidad del niño o niña no puede ser otro que el juego, ya que a través de éste se pone de manifiesto su dimensión física, cognitiva, afectiva y social.
Mediante juegos específicos se trabajarán aspectos como la coordinación, el esquema corporal, la toma de conciencia corporal, el movimiento lateral, el equilibrio, la relajación, el dominio del tono y postura, así como la percepción del espacio y del tiempo.
Autor: Administrador, publicado el viernes, 21 de marzo de 2014.